Autor:

Siento un gran dolor en mi corazón. Estoy muy triste por nosotros, la gente. Pero el dolor es por alguien más. Estamos parados al borde del abismo y no tenemos idea de que sólo falta un paso para nuestra propia destrucción. Y siento un deseo interminable de empujarnos. ¿De dónde viene nuestra naturaleza arrogante y tonta? ¿De dónde obtenemos esa vista superior del mundo que nos rodea? ¿De dónde obtenemos el derecho de construirnos en un pedestal, de considerarnos los seres más inteligentes del mundo, cuando podemos explotarnos, mordernos, asesinarnos unos a otros sin inmutarnos? ¿Por nuestro propio beneficio? Si podemos despreciar a nuestra propia Madre. ¿De dónde obtenemos el coraje para herir y matar a sus hijos? Seres hilados de los mismos hilos que nosotros.

¡Oh Amigo Supremo, que tu misericordia venga en forma de lección! Permítenos probar los dulces del sufrimiento, una y otra vez. Ayúdanos a amar un poco más lo que creaste. Lo que has creado para todos nosotros. Porque amas a todos sin distinción. Pequeños, grandes, negros y blancos. Siento mi dolor por ti. Porque no sé si sientes nuestro Amor. No sé si tú también te sientes amado.

¡Pero lo eres!

Autor:

«Oh, Diosa misericordiosa, Reina de los Soles, aparta de mí mis pecados mortales, lávame hasta los huesos, arranca las raíces de la ira para que pueda empezar a amar de nuevo».